Revisión ocular en los niños

Los niños deberían someterse a un examen ocular antes de los seis meses, a los tres años y justo al comienzo de la etapa escolar. A partir de entonces, necesitan someterse a una revisión anual aun cuando no presenten problemas visuales, porque a menudo los niños no se dan cuentan de los cambios hasta que pasa demasiado tiempo. Si el niño necesita gafas o lentes de contacto, el profesional de la visión marcará la pauta de esas visitas, ya que su prescripción óptica suele variar con frecuencia.

Qué se evalúa durante una revisión ocular en los niños

El óptico-optometrista evalúa varios aspectos esenciales para el aprendizaje:

Visión de cerca y de lejos.

Agudeza visual. Se mide a varias distancias, de tal modo que los estudiantes puedan leer, trabajar con el ordenador y distinguir las palabras escritas en la pizarra con eficacia.

Acomodación. Los ojos deben ser capaces de enfocar un objeto y cambiar el enfoque de un punto a otro, de tal manera que la atención pase del libro al encerado, y viceversa.

Alineamiento visual y motilidad ocular. Lo ideal es que los músculos que dirigen cada ojo converjan para centrarse en el mismo objeto, perfilando adecuadamente la percepción de la profundidad.

Visión binocular. Esta habilidad es clave para coordinar y alinear los ojos, precisamente para que el cerebro pueda fusionar las imágenes que recibe de cada ojo en una sola imagen.

Movimiento del ojo. El niño debe seguir las líneas de una página de forma adecuada y eficiente al leer, o copiar información rápida y fácilmente de una pizarra o una hoja.

Si los niños hacen deporte

Los juegos al aire libre y los deportes, que forman parte importante de la rutina diaria de la mayoría de los niños, son actividades en las que la visión también desempeña un papel clave. Entre las destrezas visuales específicas que los más pequeños necesitan para disfrutar al máximo de su tiempo fuera del colegio se incluyen:

Visión de lejos clara.

Buena percepción de la profundidad.

Campo de visión amplio.

Coordinación ojo-mano-cuerpo efectiva, clave para escribir, lanzar una pelota o tocar un instrumento.

Cuando nuestro hijo rinde por debajo de lo esperado en una actividad deportiva determinada, puede presentar un problema visual. La corrección de los defectos visuales con gafas o lentes de contacto, o a través de un programa de ejercicios, permite potenciar estas habilidades y mejorar el rendimiento deportivo.

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