Los peligros de la falta de sueño

A continuación enumeramos algunos informes de investigaciones realizadas que confirman el peligro que supone para la salud el no dormir lo suficiente.

El semanario Wprost, de Varsovia  informa: “El 9% de los polacos duermen menos de cinco horas por noche. Uno de cada 3 estadounidenses y británicos no duerme más de seis horas y media por noche.” En opinión de Michał Skalski, de una clínica de trastornos del sueño de Polonia, “quien duerme poco está permanentemente bajo tensión”.

Según descubrimientos de científicos japoneses “el riesgo de ataque cardíaco es 50% mayor para quienes duermen cinco horas o menos al día que para los que duermen ocho horas”, señala Wprost.

Otra serie de estudios estadounidenses indican que dormir poco tal vez esté ligado a la diabetes y otros problemas de salud. La falta de descanso no solo “conduce a alteraciones en el metabolismo de la glucosa”, sino que también se asocia a un “mayor riesgo de obesidad”, anota el reportaje. La revista American Fitness explica: “Cuando uno está cansado, el organismo trata de compensar la falta de energía”, y añade: “La gente privada de sueño tiende a comer y beber más para sentirse despierta. Así que, si ha perdido un par de kilos y no quiere recuperarlos, duerma un poco más”.

Según la revista Newsweek los estadounidenses “duermen hora y media menos por noche que a comienzos de siglo XX, y el problema tiene todos los visos de empeorar”. ¿Por qué? “Consideran el sueño como algo que pueden escatimar —señala Terry Young, profesor de Medicina Preventiva de la Universidad de Wisconsin—. Piensan que dormir muy poco es una muestra de laboriosidad y movilidad social ascendente.”

Sin embargo, la carencia de sueño puede producir muchos problemas, incluidos males que van desde la depresión a las enfermedades cardíacas. Cuando se privó del sueño a las ratas de un estudio, murieron a las dos semanas y media. Newsweek señala: “No es probable que usted fallezca del mismo modo, pero la carencia de sueño puede costarle indirectamente la vida, si un médico agotado le receta una dosis equivocada o si un conductor adormilado invade su carril.”

Por último, James Walsh, estudioso del sueño, dice: “Hay que inculcar en los ciudadanos la idea de que dormir lo suficiente y echarse pequeñas siestas cuando es necesario son los mejores métodos de mantener la concentración al volante y en el trabajo”.

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