¿Qué debemos esperar de un buen médico?

El Dr. Bernard Jensen nos relata en uno de sus libros que el día de su graduación un doctor les dijo: “Pronto, mis jóvenes colegas, serán llamados a atender muchos casos. Descubrirán que del 85 al 90% de ellos serán agudos; y de acuerdo a la ley de “curación”, encontrarán que esto casos agudos se curan espontáneamente”. Después añadió con una sonrisa humorística: “Pero por el amor de Dios, ¡háganles algo para ganar su confianza y que crean en ustedes y para que su prestigio quede bien parado ante sus ojos!”

Con este derroche de sinceridad, el doctor dejó claro dos cosas por lo menos: la mayoría de las enfermedades se curan solas, y por lo tanto, no necesitamos un médico; y segundo, tal vez muchos médicos se preocupan más de ellos que de sus pacientes.

Qué esperar de un buen médico

Un buen médico en vez de llenarlo de medicamentos tendría que enseñarle a alimentarse correctamente, a cambiar sus hábitos de vida, si usted está equivocado.

Un buen médico debería ayudarle a guardarse de todo aquello que es destructor, de los pensamientos negativos, de la depresión y el miedo que lo invade cuando se siente enfermo.

Un buen médico no debe estar tan ocupado que no pueda dedicarle tiempo a enseñarle, a educarle en cómo debe alimentarse y vivir.

Un buen médico debe ser apto para la enseñanza, para la educación, aun antes de intentar establecer cualquier tratamiento.

Un buen médico tiene que saber sentir lo que siente su paciente. Si el médico sólo se guía por lo que aprendió en la universidad o por sus libros, y si él ha estado siempre saludable, no es extraño que no sepa todo lo que entra en el proceso de recuperación, además del mal que muchos medicamentos hacen.

Un buen médico debe ser un amigo compasivo, no sólo el perito que va a establecer su salud por medio de sus conocimientos y estudios. El paciente debe tener la franqueza de abrirle su corazón,  pues esos sentimientos también están involucrados en su enfermedad.

Muchos pacientes van de médico en médico sin logran ningún resultado práctico, y cuando llegan a una consulta de medicina natural, a un educador para la salud, ya están completamente desilusionados, deprimidos y sin atreverse a tener fe en nadie.

No es de extrañar. En una ocasión un doctor comentó haber practicado 5000 apendicectomías. Al resumir su trabajo durante años más tarde, dijo que únicamente dos de cada diez de esas operaciones habían sido absolutamente necesarias. Sí, muchos médicos notables, famosos, a la larga censuran su propio trabajo muy francamente.

No queremos decir que la curación natural sea la única solución a los problemas de la salud, pero sí debemos emplear primero estos métodos; si fracasan, entonces podemos recurrir a otras terapias. No olvide que un cuerpo que ha sido mutilado por una operación, o debilitado y deteriorado por el uso de medicamentos muy concentrados, ya hay poco que se pueda intentar. Solo si el paciente persiste en sus esfuerzos y coopera estrictamente con los métodos indicados por una programa naturista, ha podido curarse y hasta evitará la cirugía y otros tratamientos drásticos de curación.

Pero no olvidemos otro punto también muy importante: mientras que muchos pacientes están en busca de un buen médico, el verdadero médico necesita buenos pacientes, que son aquellos que están ansiosos de aprender a vivir saludablemente.

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