Higienismo. Los principios de la Higiene vital

Analizaremos:
Higienismo, diferencias con la Medicina natural
El verdadero sentido de la enfermedad
El poder de curación
La toxemia
La enervación

Higienismo, diferencias con la Medicina natural

Las ideas higienistas tuvieron como comienzo de su desarrollo en los primeros años del siglo XIX. Los higienistas definen la "higiene" como "el conjunto de prácticas destinadas a la preservación y restablecimiento de la salud". De modo que la higiene vital estudia los medios que mantienen la vida: la alimentación, el aire, el agua, la luz, el calor, las actividades, el reposo, el comportamiento mental, la respiración, etc. Se diferencia de la "higiene natural" o métodos naturales, por no utilizar e incluso "prohibir" el uso de plantas medicinales, arcilla, técnicas hidroterápicas (estas últimas por considerar que no pueden forzar al organismo a expulsar toxinas), enemas, etc.

La salud es el estado normal del ser vivo, pero debido al mal uso de su libre albedrío y no dejarse llevar por el instinto, como hacen los animales, tarde o temprano se produce una perturbación por un sin fin de factores que nos rodean que hacen que el estado de salud integral sea muy inestable y difícilmente alcanzable en esta sociedad programada.

El verdadero sentido de la enfermedad

Para el higienismo, tampoco la enfermedad es una agresión al organismo, lo mismo que tampoco lo son los microbios. Por el contrario, la enfermedad puede ser considerada como un medio puesto en marcha por el cuerpo para remediar una situación que corre el riesgo de volverse extremadamente peligrosa para él. De aquí la torpeza de la supresión de síntomas que aparecen con la enfermedad. De modo que la enfermedad solo es la decisión que ha adoptado el organismo para liberarse de una situación anormal.

El poder de curación. Autocuración 

La característica de un cuerpo vivo respecto a uno muerto. es que el vivo posee una fuerza de vida o energía vital que es la que desencadena todos los procesos relacionados con la vida (el crecimiento de un niño, la cicatrización de una herida, la soldadura de un hueso roto, etc.). Por lo tanto, esta fuerza de vida entra en juego para oponerse a una situación anormal. Toda situación anormal, provocada por no respetar las leyes de la vida, es combatida por esas misma fuerzas vitales hasta que desaparece. De modo que la fuerza de vida es el guardián vigilante del estado de salud de todo ser vivo. De modo que todo síntoma como erupciones en la piel, picores, granos, mocos, pus, vómitos, diarreas, etc., son tentativa de retorno al estado de salud que la fuerza de vida produce.

La fiebre también es un fenómeno de amplificación de la temperatura normal del cuerpo que permite acelerar unos procesos para restablecer la salud. De todo esto se deduce que las llamadas "enfermedades agudas" hay que entenderlas y producirlas para el correcto funcionamiento del cuerpo. Cuando estas no son entendidas, sino suprimidas, aparecerá la enfermedad crónica; y si a ésta se le sigue agrediendo llegaremos a la degeneración y la muerte, que es la salida normal que tiene el organismo que ya no es apto para vivir.

También para el higienismo es importante que comprendamos la unidad del organismo. Cada célula individual de nuestro organismo tiene los procesos de nutrición y eliminación. Estos se deben llevar a cabo con perfecta normalidad. Si estas células desempeñan sus funciones con normalidad, ésta se extenderá a todo el organismo ya que el cuerpo es un todo compuesto de numerosas células. Así que del estado de vitalidad de las células dependerá del estado del cuerpo.

La toxemia

El higienismo simplifica al máximo las causas de las enfermedades resumiéndolo todo a simple toxemia de las células del organismo y con ello del organismo. Esta toxemia puede ser endógena y exógena. La endógena es la producida por la célula y su propio medio ambiente, al no poder eliminar de forma correcta sus propios desechos producidos por su metabolismo. La exógena es la que sufren las células pero cuyo origen es externo. Esta se produce por el aire polucionado que respiramos, alimentos no apropiados para el organismo o en malas combinaciones, estres, problemas emocionales y un largo etc.

Las toxinas son sustancias diversas incompatibles con el estado de salud, dentro de la célula, la sangre, la linfa, los tejidos y órganos. La toxemia llega a ser insoportable cuando su acumulación sobrepasa el llamado "umbral de tolerancia toxínica" por los higienistas. Es imprescindible mantener el nivel de toxemia por debajo de este umbral. Todo dependerá de la capacidad de eliminación que posee el individuo de las toxinas y de la fuerza vital de que dispone en cada momento de su vida el organismo para mantener el nivel de toxemia por debajo del umbral. Si lo superara se produciría las llamadas enfermedades agudas para reducir de forma forzada ese nivel y dejarlo por debajo del umbral.

La enervación

La enervación se puede definir como la reducción de energía vital a un umbral tal que el desarrollo normal del conjunto de las funciones vitales del organismo ya no puede cumplirse.

Las principales causas de enervación son:

  • Vivir en contradicción de las leyes naturales
  • El entorno que nos rodea antiecológico
  • Las actividades profesionales insatisfaccientes e insalubres
  • Las malas costumbres del modo de vida con alimentación defectuosa
  • medicamentos, etc.
  • El comportamiento personal deshumanizado
  • Tratamientos médicos como vacunas y otros
  • Exceso de estrés emocional

Las consecuencias de la enervación es la aminoración de las funciones vitales del organismo y con ello un aumento del nivel de toxemia. Si nosotros voluntariamente no tomamos medidas para invertir este proceso la voluntad inconsciente del individuo tomará las medidas necesarias para remediarlo, siempre y cuando la entendamos y la ayudemos.

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