SIDA y sistema nervioso

Definición de SIDA

Enfermedad causada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Las personas con SIDA tienen un riesgo mayor de padecer de ciertos cánceres e infecciones que, por lo general, se presentan solo en individuos con un sistema inmunitario débil. También se llama síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

Aunque SIDA es principalmente un trastorno del sistema inmunitario, también afecta al sistema nervioso y puede llevar a una amplia gama de trastornos neurológicos graves.

Modo como el SIDA afecta al sistema nervioso

Síntomas del SIDA en el sistema nervioso

El virus no parece invadir directamente a las células nerviosas pero pone en peligro su salud y función.  La inflamación resultante puede dañar al cerebro y la médula espinal y causar síntomas como:

  • confusión y olvidos
  • cambios en la conducta
  • dolores intensos de cabeza
  • debilidad progresiva
  • pérdida de la sensación en los brazos y las piernas
  • accidente cerebrovascular. 

También es común el deterioro motor cognitivo o el daño de los nervios periféricos. 

La investigación ha demostrado que la infección con VIH puede alterar significativamente el tamaño de ciertas estructuras cerebrales implicadas en el aprendizaje y el procesamiento de la información.

Otras complicaciones del sistema nervioso que se producen como resultado de la enfermedad o de medicamentos usados para tratarla son:

  • el dolor
  • convulsiones
  • herpes
  • problemas de la columna vertebral
  • falta de coordinación
  • dificultad o dolor al tragar
  • ansiedad
  • depresión
  • fiebre
  • pérdida de la visión
  • trastornos de la marcha
  • destrucción de tejido cerebral y coma

Estos síntomas pueden ser leves en las etapas tempranas del SIDA pero pueden agravarse progresivamente.

En los Estados Unidos, las complicaciones neurológicas se ven en más del 40 por ciento de los pacientes adultos con SIDA.  Pueden producirse a cualquier edad pero tienden a evolucionar más rápidamente en los niños.  Las complicaciones del sistema nervioso en los niños pueden comprender retraso del desarrollo, pérdida de hitos previamente alcanzados, lesiones cerebrales, dolor nervioso, tamaño craniano más pequeño que el normal, crecimiento lento, problemas oculares e infecciones bacterianas recurrentes.

Complicaciones neurológicas asociadas con el SIDA

Los trastornos del sistema nervioso relacionados con el SIDA pueden estar causados directamente por el virus del VIH, por ciertos cánceres e infecciones oportunistas (enfermedades causadas por bacterias, hongos y otros virus que de otra manera no afectarían a las personas con sistemas inmunitarios sanos), o por efectos tóxicos de los medicamentos usados para tratar los síntomas.  Otros trastornos neuro-SIDA de origen desconocido pueden estar influenciados pero no están causados directamente por el virus.

El complejo de demencia del SIDA, o encefalopatía asociada con VIH, se produce principalmente en personas con infección por VIH más avanzada.  Los síntomas son encefalitis (inflamación del cerebro), cambios en la conducta, y una declinación gradual en la función cognitiva, incluyendo problemas de concentración, memoria y atención.  Las personas con el complejo también muestran un retraso progresivo en la función motora y pérdida de la dexteridad y la coordinación.  Si se deja sin tratar, el complejo puede ser fatal.

Los linfomas del sistema nervioso central (SNC) son tumores cancerosos que comienzan en el cerebro o están causados por un cáncer que se propagó de otro lugar del cuerpo.  Los linfomas del SNC casi siempre están asociados con el virus de Epstein-Barr (un virus humano común de la familia del herpes).  Los síntomas comprenden dolor de cabeza, convulsiones, problemas de la visión, mareos, perturbaciones del habla, parálisis y deterioro mental.  Los pacientes con SIDA pueden desarrollar uno o más linfomas en el SNC.  El pronóstico es malo debido a la inmunodeficiencia avanzada y en aumento.

La meningitis criptocóccica se ve en alrededor del 10 por ciento de los pacientes con SIDA no tratados y en otras personas cuyos sistemas inmunitarios han sido gravemente deprimidos por una enfermedad o medicamentos.  Está causada por el hongo Cryptococcus neoformans, que se encuentra comúnmente en la tierra y en los excrementos de pájaros.  Primero el hongo invade los pulmones y se propaga a las cubiertas del cerebro y la médula espinal, causando inflamación.  Los síntomas son fatiga, fiebre, dolor de cabeza, náuseas, pérdida de la memoria, confusión, somnolencia y vómitos.  Si se deja sin tratar, los pacientes con meningitis criptocóccica pueden entrar en coma y morir.

Las infecciones por citomegalovirus (CMV) pueden producirse concomitantemente con otras infecciones.  Los síntomas de encefalitis por CMV son debilidad en los brazos y piernas, problemas con la audición y el equilibrio, estado mental alterado, demencia, neuropatía periférica, coma, y enfermedad de la retina que puede llevar a la ceguera.  La infección por CMV de la médula espinal y los nervios puede dar debilidad en los miembros inferiores y algo de parálisis, dolor lumbar intenso y pérdida de la función vesical.  También puede causar neumonía y enfermedad gastrointestinal.

Las infecciones del virus del herpes a menudo se ven en los pacientes con SIDA.  El virus del herpes zoster, que causa la varicela y el herpes, puede infectar el cerebro y producir encefalitis y mielitis (inflamación de la médula espinal).  Comúnmente produce herpes, una erupción de ampollas y dolor intenso en el área de la piel alimentada por un nervio infectado.  En las personas expuestas a herpes zoster, el virus puede permanecer latente en el tejido nervioso durante años hasta que se reactiva como herpes.  Esta reactivación es común en las personas con SIDA debido a sus sistemas inmunitarios debilitados.  Los signos de herpes son ampollas dolorosas (como las de la varicela), picazón, hormigueo y dolor en los nervios.

Los pacientes con SIDA pueden sufrir de varias formas diferentes de neuropatía, o dolor nervioso, cada una fuertemente asociada con una etapa específica de enfermedad con inmunodeficiencia activa.  La neuropatía periférica describe daño en los nervios periféricos, la amplia red de comunicaciones que transmite información desde el cerebro y la médula espinal a todas las otras partes del cuerpo.  Los nervios periféricos también envían información sensorial de vuelta al cerebro y la médula espinal.  El VIH daña las fibras nerviosas que ayudan a conducir las señales y puede causar varias formas diferentes de neuropatía.  La polineuropatía sensorial distal causa una sensación de entumecimiento o una de hormigueo o ardor de leve a dolorosa que normalmente comienza en las piernas y los pies.  Estas sensaciones pueden ser particularmente fuertes por la noche y pueden propagarse a las manos.  Las personas afectadas tienen una sensibilidad aumentada al dolor, el tacto u otros estímulos.  El inicio generalmente se produce en las etapas tardías de la infección por VIH y pueden afectar a la mayoría de los pacientes en etapas avanzadas de VIH.

La neurosífilis, el resultado de una infección sifilítica tratada insuficientemente, parecer ser más frecuente y progresar más rápidamente en las personas con infección por VIH.  Puede causar una degeneración lenta de las células y las fibras nerviosas que llevan  información sensorial al cerebro.  Los síntomas, que pueden no aparecer durante décadas luego de la infección inicial y varían de un paciente  a otro, son debilidad, reflejos disminuidos, marcha inestable, degeneración articular progresiva, pérdida de la  coordinación, episodios de dolor intenso y sensación perturbada, cambios en la personalidad, demencia, sordera, deterioro visual, y respuesta alterada a la luz.  La enfermedad es más frecuente en hombres que en mujeres.  El inicio es común en la mitad de la vida.

La leucoencefalopatía multifocal progresiva (PML) principalmente afecta a personas con sistemas inmunitarios deprimidos (incluido cerca del 5 por ciento de las personas con SIDA).  PML está causado por el virus JC, que viaja al cerebro, infecta sitos múltiples, y destruye las células que fabrican mielina, la cubierta grasa protectora de muchos nervios y células cerebrales del cuerpo.  Los síntomas incluyen diversos tipos de deterioro mental, pérdida de la visión, perturbaciones del habla, ataxia (incapacidad de coordinar los movimientos), parálisis, lesiones cerebrales, y por último, coma.  Algunos pacientes también pueden presentar memoria y cognición comprometidas, y puede haber convulsiones.  PML evoluciona implacablemente; la muerte generalmente sobreviene a los 6 meses de los síntomas iniciales.

Los trastornos psicológicos y neuropsiquiátricos pueden producirse en diferentes fases de la infección por VIH y SIDA y pueden adoptar formas complejas y distintas.  Algunas enfermedades, como el complejo de demencia del SIDA, están causados directamente por la infección por VIH al cerebro, mientras que otras pueden estar desencadenadas por los medicamentos usados para combatir la infección.  Los pacientes pueden tener ansiedad, trastornos depresivos, aumento de pensamientos de suicidio, paranoia, demencia, delirio, deterioro cognitivo, confusión, alucinaciones, anormalidades de la conducta, malestar, y manía aguda.

El accidente cerebrovascular causado por una enfermedad cerebrovascular ha sido  considerado como una complicación del SIDA, aunque la asociación entre SIDA y el accidente cerebrovascular puede ser mucho mayor que lo que se pensó anteriormente.  Los investigadores de la Universidad de Maryland realizaron el primer estudio basado en la población para cuantificar un riesgo de accidente cerebrovascular asociado con SIDA y encontraron que éste aumenta las probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular hasta diez veces.  Los investigadores advierten que se necesitan estudios adicionales para confirmar esta asociación.  Estudios anteriores han indicado que la infección por VIH, otras infecciones, o la reacción del sistema inmunitario del cuerpo al VIH pueden causar anormalidades o hacer que los vasos sanguíneos respondan menos a los cambios en la presión arterial, lo que puede llevar a la ruptura y al accidente cerebrovascular hemorrágico.

La encefalitis toxoplásmica, también llamada toxoplasmosis cerebral, se produce en alrededor del 10 por ciento de los pacientes con SIDA no tratados.  Está causada por el parásito Toxoplasma gondii, transportado por los gatos, pájaros y otros animales y puede encontrarse en suelo contaminado con excremento de gato y a veces en la carne cruda o poco cocinada.  Una vez que el parásito invade el sistema inmunitario, permanece allí; sin embargo, el sistema inmunitario de una persona sana puede rechazar al parásito, evitando la enfermedad.  Los síntomas comprenden encefalitis, fiebre, dolor de cabeza intenso que no responde al tratamiento, debilidad en un lado del cuerpo, convulsiones, letargo, aumento de la confusión, problemas de visión, mareos, problemas al hablar o caminar, vómitos y cambios en la personalidad.  No todos los pacientes muestran signos de infección.

La mielopatía vacuolar ocasiona que la vaina protectora de mielina se desprenda de las células nerviosas de la médula espinal, formando pequeños agujeros llamados vacuolas en las fibras nerviosas.  Los síntomas incluyen piernas débiles y rígidas e inestabilidad para caminar.  La marcha se dificulta a medida que evoluciona la enfermedad y finalmente muchos pacientes requieren una silla de ruedas.  Algunos pacientes también contraen demencia del SIDA.  La mielopatía vacuolar puede afectar hasta al 30 por ciento de los pacientes adultos con SIDA no tratados, y su incidencia puede ser aún mayor en los niños infectados con VIH.

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